¿Cómo clasificar las modalidades de trabajo?

Se habla mucho de que el futuro del trabajo cambiará radicalmente la forma de trabajar. En lo personal soy escéptico sobre estas afirmaciones, pero estoy completamente de acuerdo con que necesitamos mejor información estadística sobre el tema. Además, aparte del impacto de los cambios tecnológicos, hay evidencia de que las formas de contratación tienen mucho que ver con el bienestar de los trabajadores. Confieso que mi motivación principal por tener mejores datos sobre las formas de contratación no es entender el futuro del trabajo, sino conseguir más evidencia sobre la posibilidad de un creciente poder de negociación de los empleadores (pero si la preocupación por los robots nos motiva a conseguir estos datos, me parece bien).

Diferentes modalidades de trabajo
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) está tomando pasos concretos para impulsar la recopilación de mejores datos sobre las distintas formas de trabajar. En la XX Conferencia Internacional de Estadísticos del Trabajo, se elaboró un marco conceptual para clasificar las distintas modalidades de trabajo y se elaboró una guía para la recolección de datos sobre estos temas. El objetivo de estos documentos es que, alrededor del mundo, los institutos de estadísticas empiecen a incorporar esta metodología estandarizada en sus encuestas sobre el mercado laboral.

Vale la pena leer los documentos completos, pero por ahora quiero destacar dos modalidades de trabajar que podrían ser de mucho interés en el marco de la conversación sobre el futuro del trabajo y las modalidades de trabajo que podrían implicar una pérdida de derechos de los trabajadores. La primera se llama contratista dependiente (“dependent contractor”, en inglés), e incluye a los trabajadores con relaciones contractuales comerciales (no laborales) que dependen de una empresa para la ejecución del trabajo o para el acceso al mercado. Se reconoce que los contratistas dependientes pueden tener relaciones laborales semejantes a las de los empleados, aunque no pueden tener remuneraciones por unidad de tiempo (como puede ser un pago por día o por quincena). Creo que los choferes de Uber y los repartidores de Rappi estarían en esta categoría. También, una persona que solamente recibe propinas y no recibe un salario (como un despachador de gasolina o la persona que pone en bolsas los artículos comprados en el supermercado) podría estar en esta categoría. Dado que, a pesar de ser similares a empleados, estos contratistas dependientes no reciben muchas prestaciones laborales, es importante saber cuántos y quiénes son.

La otra categoría de empleo que quiero destacar son los empleados proporcionando servicios tercerizados (“employees providing outsourced services”, en inglés). Esta categoría corresponde a un empleado contratado por una empresa para proveer servicios para otra empresa. Tener más información sobre los empleados tercerizados es importante por al menos dos razones. La primera es que estas relaciones laborales se han vuelto más comunes en el tiempo (como demuestran estos resultados de México) y la segunda es que hay evidencia de que estas relaciones contractuales reducen los salarios de los trabajadores (ver, por ejemplo, estos resultados de Alemania).

Más información para mejores políticas públicas
Celebro que la OIT haya dado este paso tan importante para la medición de las distintas modalidades de trabajo que existen en el mercado laboral. El mercado laboral es complejo, y es imprescindible contar con información estadística que nos permita entender mejor los numerosos tipos de relaciones laborales que existen (especialmente aquellas que posiblemente se han potenciado a raíz de los avances tecnológicos o de una mayor tolerancia por relaciones laborales en las que el trabajador tiene un menor poder de negociación). Es difícil imaginar una regulación laboral adecuada si ni siquiera entendemos cómo se organizan los actores del mercado laboral. Ojalá los institutos de estadísticas del mundo incorporen estas recomendaciones pronto. En mi caso, la posibilidad de contar con información estadística comparable entre países sobre los contratistas dependientes y los empleados tercerizados me parece sumamente interesante y útil para el diseño de políticas públicas.

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