El modelo de trabajo híbrido llegó para quedarse

A comienzos de la pandemia escribí un artículo de blog sobre el teletrabajo como un experimento a escala mundial. Dos años más tarde, esta modalidad vista con escepticismo en años anteriores se instaló en varios sectores económicos. De acuerdo con estimaciones del Observatorio Laboral COVID-19 del BID, llegó a cubrir entre 10% y 35% de los trabajadores de América Latina y el Caribe.

Ahora, después que muchos nos costumbramos a trabajar de forma virtual, llega el momento de pasar a un modelo hibrido. ¿Qué pasos necesitamos seguir para combinar virtualidad y presencialidad en el trabajo de manera efectiva?, y ¿cuáles son los aprendizajes del teletrabajo en pandemia que no debemos olvidar?

La llegada del teletrabajo a las vidas de tantos trabajadores en América Latina y el Caribe me hace recordar la época en la que de adolescente tomaba el tren para ir a la escuela secundaria. ¡Muchas veces me tocaba subirme cuando ya estaba en movimiento! Así es como muchos sentimos al teletrabajo en la pandemia, como correr a subirnos a un tren que ya partió. Como todos los grandes cambios, hubo mucho vértigo al comienzo, luego una fase de ajuste, y luego una de comprobada productividad que involucra el trabajo en línea.

Son varias las ventajas del mundo totalmente virtual, y una de ellas es la democracia de los cuadritos. No importa si estás lejos o estás cerca, si eres jefe o no, la mayoría de quienes teletrabajan suelen tener en las plataformas de trabajo remoto el mismo cuadrito: la misma posibilidad de encender la cámara, de pedir la palabra, y de hablar en el espacio virtual. Por otro lado, provistos de buena conexión a internet, podemos conectarnos y escuchar muy bien a los miembros de los equipos en cualquier parte del mundo. Ni hablar de la puntualidad para el comienzo de las reuniones, y del potencial de impactar positivamente en las relaciones personales y profesionales.

Podemos combinar lo mejor de los dos mundos
Como lo refleja la Visión 2025 del BID, estamos ante el desafío de impulsar la recuperación del empleo en América Latina y el Caribe de manera incluyente y sostenible. A estas alturas no parece factible volver a esquemas de presencialidad absoluta. Sin embargo, la necesidad de recuperar los empleos perdidos en sectores con actividades que requieren de contacto personal hace imperativo el ensayo de un modelo de trabajo híbrido. Más aún, no debemos olvidar la importancia de cultivar factores como la cultura interna de las organizaciones, la colaboración y la socialización.

Las mujeres en el nuevo mercado laboral
Tampoco podemos perder de vista virtudes como la flexibilidad horaria y situacional que ofrece el modelo virtual, sobre todo para las poblaciones más afectadas por la pandemia en el mercado laboral como las mujeres. Siendo ellas quienes asumen la mayor parte de la carga de las tareas domésticas y de cuidado en el hogar, el teletrabajo les presenta la oportunidad de administrar y aprovechar su tiempo de manera conveniente.

Lamentablemente, esta posibilidad trae simultáneamente un riesgo que es importante tener presente: el teletrabajo sin opciones de presencialidad puede reforzar y perpetuar la noción de que las tareas domésticas y de cuidado le corresponden enteramente a las mujeres. Por otro lado, la virtualidad absoluta pudiera incluso afectar la competitividad de las mujeres con otros trabajadores que tengan mayores posibilidades de trabajar presencialmente en entornos laborales que favorezcan la presencialidad.

Modelo híbrido en la práctica
En mi primer día de trabajo híbrido toda mi agenda estaba armada para la virtualidad. Casi no vi personas frente a frente ese primer día, y me encerré en mi oficina a hacer reuniones virtuales. Pero a medida que pasaba el tiempo, fui ajustando la agenda para cuando iba y no iba a la oficina. Ahora puedo aprovechar las ventajas de tener a algunos colegas cerca para colaborar y rebotar ideas espontáneamente gracias a la presencialidad. Pero también, gracias a la virtualidad, puedo tener reuniones remotas con compañeros de trabajo que no están en la oficina o que, incluso, están en otros países. La clave del éxito en esta etapa de modelos híbridos estará en garantizar que los mejores aspectos de estos dos mundos estén al alcance de todos los trabajadores de la región.

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